GUILLERMO GARCÍA N. | EL UNIVERSAL
domingo 26 de julio de 2015 12:00 AM
He venido planteando en varios de mis artículos la alternativa de la dolarización plena en Venezuela para lograr definitivamente un quiebre total de las expectativas de devaluaciones futuras del bolívar, eliminar la desconfianza y abatir la inflación a un dígito en el mediano plazo, mejorando la calidad de vida de los venezolanos. No obstante, algunos economistas venezolanos destacados y líderes políticos se han pronunciado en contra de dolarizar plenamente la economía. Veamos sus argumentos.
¿Por qué algunos economistas se oponen?
Los argumentos en contra de una dolarización plena señalarían que su implementación haría que el BCV cede la posibilidad de emplear la política monetaria para planificar la economía del país. Que se produciría una pérdida de ingresos para el fisco por concepto de señoreaje. (Ganancia por emisión de papel moneda, bolívares); que el BCV no podría auxiliar al sistema financiero en caso de una crisis, y que dolarizar sería una decisión casi irreversible. Un país que dolariza entrega una parte importante del manejo y establecimiento de política monetaria. De ahí en adelante, la política monetaria y cambiaria la dicta la Reserva Federal de Estados Unidos. No se tendría la posibilidad de acudir a una devaluación para mantener la competitividad de sus productos, por lo que el país perdería permanentemente la capacidad de reaccionar frente a shocks externos; se quedaría sin amortiguadores.
Estos principios de teoría y práctica económica argumentada serían válidos y estarían cónsonos en el caso de una economía en condiciones de desequilibrio macroecómico distintos a la de la magnitud y gravedad que hoy vive Venezuela y su modelo; y que requerirían de una total disciplina de política económica altamente profesional, transparente, lejos de la influencia política que no hemos tenido desde 1983, con controles de cambio y precios dando como resultado que el valor intrínseco del bolívar se haya pulverizado, generando cada día mayor presión sobre la tasa de TC y en la desconfianza del bolívar como moneda de referencia, reserva, ahorro y patrimonio, lo que genera a su vez mayor presión sobre la moneda, creando un círculo vicioso de mayor devaluación y mayor inflación y perdida de la confianza y el poder de compra de los salarios y descapitalización de los venezolanos. La pregunta que cabe es: bajo las condiciones actuales de deterioro económico y de gigantescos desequilibrios de variables macro, niveles de altísima inflación en umbral inflacionario y profunda pobreza generados por más de 30 años por políticas económicas erradas, desconfianza y poca credibilidad: ¿será posible tener éxito con la aplicación de medidas de política económica ortodoxas como plantean? ¿Cuál será el precio a pagar por la mayoría de la población? ¿En qué tiempo verán resultados positivos? ¿Quién garantiza que esas buenas y acertadas políticas se cumplan en el tiempo? Hay mucho en juego y en riesgo sin duda.
¡Gran paradoja!
Los que se oponen a la dolarización, estoy seguro tienen un alto porcentaje de sus patrimonios y activos en dólares. No solo se protegen de la pérdida de valor de sus patrimonios, sino que con las devaluaciones se benefician de la compra de activos baratos en bolívares devaluados y generando altos beneficios cambiarios. En muchos casos, el retorno de inversión se potencia con el apalancamiento bancario al producirse la devaluación, lo que licua la deuda de crédito en bolívares. Caso contrario, la mayoría de la población, que no tienen ni los recursos, ni la información adecuada ni el conocimiento financiero para proteger sus patrimonios e ingresos dolarizando sus bolívares son los afectados.
Gobernantes y políticos
En el caso de los líderes políticos, el tema de la soberanía sale a relucir, nuestro signo monetario como emblema de nacionalidad y soberanía. El control y manejo directo de la política monetaria y cambiaria hace que tengan un enorme poder que se presta a posible corrupción e influencia política y económica. El manejo monetario si se deja a la discreción de los políticos, crea las condiciones para que se produzcan privilegios, actos de corrupción que van en detrimento de los ciudadanos, en forma de inflación elevada, pérdida del valor de la moneda y empobrecimiento acentuado. Esto no es reciente, ha sido la experiencia desde el año 1983. La inflación y la devaluación generan más desigualdades y hacen que los ricos se hagan más ricos y los pobres se hagan más pobres. El populismo de nuestros gobernantes ha venido de la mano del manejo irresponsable de cuantiosos recursos sin control presupuestario de ninguna naturaleza, por lo que se han generado inmensos desequilibrios fiscales cubiertos por alto endeudamiento e impresión de dinero sin respaldo. La maquinita de imprimir billetes en el BCV se prende para solventar necesidades por presión gubernamental. Este inmenso poder de los gobernantes se elimina totalmente con la dolarización plena. Dolarizar no queda otra.
domingo 26 de julio de 2015 12:00 AM
He venido planteando en varios de mis artículos la alternativa de la dolarización plena en Venezuela para lograr definitivamente un quiebre total de las expectativas de devaluaciones futuras del bolívar, eliminar la desconfianza y abatir la inflación a un dígito en el mediano plazo, mejorando la calidad de vida de los venezolanos. No obstante, algunos economistas venezolanos destacados y líderes políticos se han pronunciado en contra de dolarizar plenamente la economía. Veamos sus argumentos.
¿Por qué algunos economistas se oponen?
Los argumentos en contra de una dolarización plena señalarían que su implementación haría que el BCV cede la posibilidad de emplear la política monetaria para planificar la economía del país. Que se produciría una pérdida de ingresos para el fisco por concepto de señoreaje. (Ganancia por emisión de papel moneda, bolívares); que el BCV no podría auxiliar al sistema financiero en caso de una crisis, y que dolarizar sería una decisión casi irreversible. Un país que dolariza entrega una parte importante del manejo y establecimiento de política monetaria. De ahí en adelante, la política monetaria y cambiaria la dicta la Reserva Federal de Estados Unidos. No se tendría la posibilidad de acudir a una devaluación para mantener la competitividad de sus productos, por lo que el país perdería permanentemente la capacidad de reaccionar frente a shocks externos; se quedaría sin amortiguadores.
Estos principios de teoría y práctica económica argumentada serían válidos y estarían cónsonos en el caso de una economía en condiciones de desequilibrio macroecómico distintos a la de la magnitud y gravedad que hoy vive Venezuela y su modelo; y que requerirían de una total disciplina de política económica altamente profesional, transparente, lejos de la influencia política que no hemos tenido desde 1983, con controles de cambio y precios dando como resultado que el valor intrínseco del bolívar se haya pulverizado, generando cada día mayor presión sobre la tasa de TC y en la desconfianza del bolívar como moneda de referencia, reserva, ahorro y patrimonio, lo que genera a su vez mayor presión sobre la moneda, creando un círculo vicioso de mayor devaluación y mayor inflación y perdida de la confianza y el poder de compra de los salarios y descapitalización de los venezolanos. La pregunta que cabe es: bajo las condiciones actuales de deterioro económico y de gigantescos desequilibrios de variables macro, niveles de altísima inflación en umbral inflacionario y profunda pobreza generados por más de 30 años por políticas económicas erradas, desconfianza y poca credibilidad: ¿será posible tener éxito con la aplicación de medidas de política económica ortodoxas como plantean? ¿Cuál será el precio a pagar por la mayoría de la población? ¿En qué tiempo verán resultados positivos? ¿Quién garantiza que esas buenas y acertadas políticas se cumplan en el tiempo? Hay mucho en juego y en riesgo sin duda.
¡Gran paradoja!
Los que se oponen a la dolarización, estoy seguro tienen un alto porcentaje de sus patrimonios y activos en dólares. No solo se protegen de la pérdida de valor de sus patrimonios, sino que con las devaluaciones se benefician de la compra de activos baratos en bolívares devaluados y generando altos beneficios cambiarios. En muchos casos, el retorno de inversión se potencia con el apalancamiento bancario al producirse la devaluación, lo que licua la deuda de crédito en bolívares. Caso contrario, la mayoría de la población, que no tienen ni los recursos, ni la información adecuada ni el conocimiento financiero para proteger sus patrimonios e ingresos dolarizando sus bolívares son los afectados.
Gobernantes y políticos
En el caso de los líderes políticos, el tema de la soberanía sale a relucir, nuestro signo monetario como emblema de nacionalidad y soberanía. El control y manejo directo de la política monetaria y cambiaria hace que tengan un enorme poder que se presta a posible corrupción e influencia política y económica. El manejo monetario si se deja a la discreción de los políticos, crea las condiciones para que se produzcan privilegios, actos de corrupción que van en detrimento de los ciudadanos, en forma de inflación elevada, pérdida del valor de la moneda y empobrecimiento acentuado. Esto no es reciente, ha sido la experiencia desde el año 1983. La inflación y la devaluación generan más desigualdades y hacen que los ricos se hagan más ricos y los pobres se hagan más pobres. El populismo de nuestros gobernantes ha venido de la mano del manejo irresponsable de cuantiosos recursos sin control presupuestario de ninguna naturaleza, por lo que se han generado inmensos desequilibrios fiscales cubiertos por alto endeudamiento e impresión de dinero sin respaldo. La maquinita de imprimir billetes en el BCV se prende para solventar necesidades por presión gubernamental. Este inmenso poder de los gobernantes se elimina totalmente con la dolarización plena. Dolarizar no queda otra.
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